En días tristes y abrumadores, siempre hay una luz de esperanza en nuestro camino. Todo el tiempo existirán cosas buenas y malas, lo importante es alegrarse y dar gracias por las cosas buenas y aceptar lo malo con humildad, para luego dejarlo atrás. Cuando un problema nos acongoje, no hay que dejar de sonreír y, lo más importante, siempre decir a nuestros seres queridos cuánto los queremos.
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